«EL ARTE NO HABLA DE LO DOMÉSTICO, HABLA DE LOS DESEOS DEL HOMBRE»

Revista Talión – Agosto 2005
por Josefina y Joaquín Trujillo

¿Cómo llega al teatro, a través del texto dramático o de la escena?

Llego al mundo del teatro -yo estaba exiliado-, por un interés en el arte, porque a través del arte descubría un medio de expresión, una voz; y por querer comunicar una visión de la realidad que no era la que nos comunicaba el entorno.

¿El entorno del exilio?

El de la sociedad en general… Por una expresión política, para tener una voz contra la dictadura, por la resistencia, por el teatro se podían transmitir esas experiencias, dolores…

¿Concebía, entonces, al teatro como un instrumento?

Me interesaba –pues yo estudié sociología en cultura- más que nada el cine, la escritura, el mundo del imaginario…

El asunto es ¿por qué si lo consideraba un instrumento, no fue actor, en definitiva más instrumento?

A través de la escritura yo transmito las ideas… un lenguaje. A través de la escritura y de la dirección es posible…

Posible por la tiranía del dramaturgo.

No, precisamente yo escribo porque lo que deseaba transmitir no estaba escrito. Cuando hablo de política, no hablo de partidos políticos, hablo de lo político en el arte. En el manifiesto, el 85, decíamos “para no hablar como ellos hablan”, ni representar como ellos representan.

Y, ¿qué piensa del teatro de los filósofos –Sartre, Marcel, por ejemplo- que hacen del texto casi una tesis para que sea debatida, y discuten a través de sus obras? ¿es un arma política eficaz?

Sí… Pero eso es el siglo XX, cuando el teatro es ocupado como expresión del movimiento político. Hay teatro comunista, fascista, justamente existencialista, pero hoy –puesto que el arte está separado de la expresión política porque la política ya no es utópica-, nadie podría ser dramaturgo del PPD. Hoy se escribe desde el arte, y es el arte el lugar de las pasiones. El siglo XX es un buen ejemplo del teatro instrumental. Diferente, por ejemplo, es el teatro renacentista, donde el arte es instrumento del arte mismo. Como hoy la política es administración –los políticos son conserjes de la administración- es obvio que el arte no representa a la política.

¿Tendrá, el arte, que concebir una política nueva?

El arte es una política en sí. Al menos, ahora, se desliga de la política actual que es de mercado y de cuestiones domésticas. Pero el arte no habla de lo doméstico, habla de los deseos del hombre…
Hablar del arte así es también un deseo, que ojalá se cumpla. El arte tiene diferentes niveles e impactos… Tenemos un teatro de mercado, pero el teatro verdadero está siempre quebrando lo posible.

Pero mire, nosotros podemos ver que las sujeciones que acontecen en la sociedad se reproducen en la forma cómo se organiza el teatro.

Si, pero tú puedes ver la historia del teatro desde el teatro, y no desde los historiadores.

Pero, usted escribe un texto que los actores deben memorizar.

Sí, pero esos son los roles de la creación, no son tiranías. Un actor decide actuar en esta obra y no en aquella. El actor al transmitir el texto en escena, está optando por lo que quiere contar.

¿Y lo dramaturgos chilenos más viejos: Díaz, Wolff, Heiremanns, estaban volcados hacia el centro?

En realidad, hay un problema de memoria… la escritura teatral en Chile es vieja. En el centenario se trató de hacer una recopilación de la escritura entre 1810 y 1910, y en ese lapso de tiempo se escribieron en Chile más de 500 obras de teatro. En Chile no se transmite la memoria cultural del país y ello es patente en las artes escénicas. En ningún colegio se habla de los dramaturgos de 1830. Pareciera que hubiese un corte y que los dramaturgos existen desde ahora. Cuando los españoles llegaron a Chile no habían visto teatro, el teatro comienza paralelamente en Chile como en occidente –que es un dato que la gente no sabe-, ello porque con el cristianismo el teatro fue reprimido. La primera obra en el primer teatro techado que se monta en el mundo occidental, es de 1606.

Pero… el cristianismo mantuvo las representaciones en los monasterios.

No… ¿Es que no leíste El nombre de la rosa? Las obras eran paganas. Fueron suspendidos los teatros griegos y romanos con el cristianismo, los actores se van y la Iglesia retoma formas teatrales en el 1500…

No estoy de acuerdo. Jeanne Hammelin, dice en su libro El teatro cristiano, que en las catacumbas había teatro (los misterios) y otras representaciones religiosas…

¡Es que no confundamos las cosas! Una representación religiosa no es teatro. Eso es como decir que un machitún es teatro (y la gente dice: “qué bonita la escena”), el carnaval en Bolivia no es teatro, es una ofensa decir que eso sea teatro. Para los creyentes aquello es verdad. La misa es verdad, no es teatro, no está escrita por un dramaturgo. Los actos religiosos que tengan características teatrales, vistos desde la perspectivas de un no creyente, no los hace teatrales. Cuando tú recibes la hostia no estás haciendo un acto teatral: tú crees. Si el sacerdote se pone sus túnicas, no está con vestuario, está en el rito, el sacerdote no es un actor, ¿me entiendes?.

Se sostiene que Chile es un país barroco porque la gente está permanentemente actuando, aparentando, un “teatro del mundo”, como dice Calderón de la Barca, ¿cómo concibe al teatro una sociedad teatral?

Eso es mezclar conceptos. Yo hablo de la profesión, no del concepto “teatral”, obviamente, sociológicamente, la gente cumple roles, yo hablo del teatro en cuanto una expresión…

Pero, la gente de esa sociedad que actúa permanentemente… ¿cómo lo concibe?. Es, finalmente, esa gente la que ve el teatro.

Si, pero el escenógrafo es un escenógrafo. Desde el teatro eso no es así. No porque la gente se maquille es teatral, esos son fenómenos culturales de otro tipo.

Pero… ¡eso significa pensar que el teatro está solamente en los escenarios!

Sí, el teatro como arte está en los escenarios. La música está por todas partes –yo también te puedo cantar- pero el oficio del arte está en quienes hacen el oficio, sino si todos bailamos en discotecas, está lleno de bailarines.

Usted dice que el teatro es el espectáculo con mayor presencia cultural en Chile.

Así es (el cine más visto se hace afuera). En los colegios se montan al año más de 800 obras de teatro, tiene mucha presencia; hay muchas escuelas de teatro en Santiago y en regiones, y lo contradictorio es que –y estamos confrontándonos- hay libertad de expresión pero hay una especie de censura debido a la no difusión. La libre expresión no vale si no hay difusión, hay gran creación teatral, pero los medios no la difunden, también es así entre los compositores, artistas plásticos, etc.

Los medios no están transmitiendo el alma del país, la creación artística está siendo ignorada por estos medios faranduleros. Hay un freno a la difusión, precisamente, porque ellos –los creadores- están generando pensamiento crítico, y los medios, precisamente porque los mismos conductores son ignorantes (no es por mala voluntad), ante un artista visual no sabrían qué preguntar, pero a la modelo se le pregunta por las tetas. Hay una dictadura de la mediocridad con grandes creaciones desvinculadas del público –no porque este último no quiera verlas (pues en el teatro a mil se llena): Se informa solamente sobre las obras de mercado… comienza así, un travestismo que se vende como arte, una cultura de la basura,
quedando el arte marginal a pesar que no sea marginal en sí mismo.

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