* MEJOR MONTAJE, MEJOR DRAMATURGO, MEJOR DIRECCION – Apes 2004 *
Tus Deseos en Fragmentos terminó su temporada en el Teatro a mil Enero 2004 con 110 funciones tanto en Santiago como en regiones.
Fue nominada a cuatro premios de la Asociación de periodistas de espectáculos APES: Mejor Montaje, Mejor Dramaturgo, Mejor Dirección, Mejor Actuación (Sebastián Layseca) y a dos Premios Altazor de las Artes Nacionales: Mejor Director y Mejor Dramaturgo 2004.
Entre el 21 y el 24 de Mayo se presentóen el Festival Internacional de Londrina, Brasil.
Durante este mismo mes se realizaron presentaciones en el Teatro de la Escuela de Actuación de la Universidad Arcis, Santiago.
FUNCIONES:
NO HAY FUNCIONES EN LA ACTUALIDAD.
TUS DESEOS EN FRAGMENTOS
Dramaturgia y dirección:
Ramón Griffero
Tus deseos en Fragmentos
Una producción del Teatro Fin de Siglo con el apoyo del Fondo Nacional de desarrollo las Artes (Fondart).
«Estoy sumergido en mi propio museo. Hoy tiene suerte, la exposición está abierta»
En los veinte años del Teatro Fin de Siglo, nos aprestamos a iniciar los ensayos de este montaje que si el destino no nos lleva para otras dimensiones. Estaremos construyendo estas ficciones a partir del quince de Mayo.
Un montaje donde priman el teatro como forma artística y miradas conspicuas sobre la época que nos envuelve.
Los que constituyen este proyecto:
Pareciera ser que ya los elencos que se hacen se originan en los años de convivencia de ir año tras año escuchando nuestros nombres de ir de año en año sabiendo de nuestras existencias. Y ver juntos como avanza el tiempo. Como construimos el teatro de nuestro tiempo.
Aline Kuppenheim: Si bien será la primera vez que trabajaremos en una misma obra, hace mas de diez años que nos vemos, nos encontramos, Primero cuando alumna en el curso de estéticas contemporáneas así hemos atravesado frases y sonrisas, a veces con un café o tomándonos un vino en su departamento en París siempre se me aparece en la pantalla, en un afiche… Ahora acá.
Paulina Urrutia: Amiga de lides políticas ella como dirigente de los actores, subimos y bajamos escaleras para convencer a ministros, diputados y senadores. Sobre la ley del Consejo Nacional de la Cultura, defendiendo la Muestra de dramaturgia. Haciendo indicaciones y comunicados a media noche. Agotándonos de tanto verbo. Hemos caminado bajo la nieve de Berlín. La he visto en innumerables obras. Ha sido elogiada y premiada en tantas más. Trabajamos del 2000 al 2001 – actuó en «Cinema-Utoppia» en el rol de Ella y también en «Todos Saben quién fue» en la Muestra de Dramaturgia. Fue la primera en leer el texto… Sólo me miró.
Sebastián Layseca: Audicionó cuando estudiante para el rol del Niño del río en «Río- Abajo»(1995) y de ahí vivimos la intensa aventura de esa obra que llenaba con 600 espectadores cada función en el Teatro Cariola. Viajamos al Festival de Bogota…Vivió en la casa de Herbert Jonckers. Y a veces tratamos juntos de sembrar el cesped. Luego trabajamos en la segunda temporada en el montaje de Brunch 1999 (el efebo itálico)…Y en la Muestra de Dramaturgia en la obra «Sin titulo» de Enrique Lihn . También escribe, acaba de estrenar su obra Orestes Reyes. Llenándose de premios.
Álvaro Morales : Desde su tiempo de estudiante nos cruzábamos en la escuela. Pero fue en 1998 que trabajamos juntos en «Sebastopol» actuó en el rol de Sidney ahí nos dió por tomar el avión, arrendar camionetas y ir a dormir en medio del desierto de Atacama, en una salitrera abandonada, él llevó su telescopio para ver las estrellas. Ahora como estudiante de medicina China llevará sus recetas a los deseos.
Juan Pablo Ogalde : Lo vi en «Patas de perro» haciendo de perro, hablamos agitadamente en varios bares. En el 2001 Interpretó el Acomodador en «Cinema -Utoppia». Luego de niño huérfano a orillas de un río en «Todos saben quién fue» en la Muestra de Dramaturgia. Un día llamó de Barcelona. Otro día …Estaba de vampiro y aventurero en unas películas.
Andreas Bödenhoffer: Nuestro músico contemporáneo, en 1989 realizó la composición musical del montaje «El Servidor de dos patrones» de ahí en tantos otros…Destacando en «Extasis» – «Río Abajo» y «Cinema». Llega silencioso, mira, anota, filamentos juntamos horas en su estudio. Actuando escenas, debatiendo sobre armonías. Aún no entiendo el guiño de su ceja, pero es un músico
Excelente.
Miguel Stuardo: Actor- Diseñador de Luces. Con Miguel nos vemos desde los ochenta, pero fue a partir de Rio Abajo que comenzó a elaborar las luces… primero para «Río -Abajo» 1995- «Sebastopol 1999 y «Cinema-Utoppia 2001 donde realizó la hazaña de hacer que la luz de la pantalla fuera idem a la de la luz de tomas de cine. Es diseñador del teatro autónomo Chileno. Quiere ya empezar a trabajar.
Ricardo Balic: Nos conocimos en 1986 de ahí trabajó como actor en «Santiago-Bauhaus» 1987- «El Servidor de Dos Patrones» 1989 «Cuentos de Invierno» 1990 «Extasís» 1993 . Ha sido mi asistente de Dirección en casí todos los montajes. Con él hemos recorrido Chile, Latinoamérica, los tiempos y Europa. Adémas es un gran Director… Dirigió «Las Copas de la Ira» obra que hizo girar por Europa y Chile y por la cual fue nominado a los Premios Altazor. Ahora re estrena «Te vas a morir de pena cuando yo no este» Promotor del monodrama en Chile lo que lo ha llevado con sus montajes hasta Minsk en Bielorusia.
Javiera Torres Griffero : Artista plástica -instaladora… os sorprenderá… La responsable del diseño de esta web…la del afiche de la obra…la de las imágenes de publicidad que saldrán… la encargada del video…y los manejos del Data show. Viene llegando de su última expo en Buenos Aires y ahora inaguró su centro de diseño «Leve». Búsquenlo en La Dehesa – Santiago www.leve.cl
También pueden ver su propio sitio web: www.rgbcomposite.com
(Ah es mi sobrina, hija de mi hermana María Celeste.)
SOBRE EL TEXTO
TUS DESEOS EN FRAGMENTOS
IRRUPCIONES CONCEPTUALES
POÉTICAS DE TEXTOS PARA UNA POÉTICA DE ESPACIO
DE DONDE LEER
DESDE LOS FRAGMENTOS DE UN CEREBRO..LAS ACCIONES ESTÁN ESCRITAS EN LINEALIDAD POR EL FORMATO DEL PAPEL PERO ESTOS ACCEDEN A UNA SIMULTANEIDAD ESCÉNICA.
DONDE LAS SITUACIONES, SE INTERCONECTAN POR SU LECTURA ESPACIAL, A TRAVÉS DE LOS CÓDIGOS DE LA NARRATIVA VISUAL. (OBJETOS PROYECCIONES)
LA LECTURA DE ESTOS TEXTOS PARA LA ESCENA, SE VISUALIZAN DESDE LA PERSPECTIVA DEL ARQUEÓLOGO, QUE DETRÁS DE LAS IDEAS. (CONCEPTOS) SUBYACEN «CIUDADES..TEMPLOS A DESENTRAÑAR»
LAS INSTALACIONES ESCÉNICAS
ESTOS TEXTOS ESTÁN ESCRITOS PARA MÚLTIPLES INSTALACIONES QUE SE ARMAN Y DESVANECEN, PRODUCIENDO UNA SENSACIÓN DE LABERINTO MENTAL..DONDE IDEAS..SUEÑOS..DESEOS.SE INTERTEXTUAN CON UN MUNDO DE IMÁGENES. PLÁSTICAS Y CONCEPTUALES, O PUNTOS DE REALIDAD QUE VAN ENTREGANDO UNA PERCEPCIÓN PARALELA A AQUELLA DE LA ACCIÓN VERBAL DESCRITA.
SOBRE LOS PERSONAJES:
Son hablantes, cada cuerpo asume diversas voces..hay voces que vuelven a emerger de un cuerpo olvidado hay otros que son las memorias de otros que hablan por tu cuerpo, hay voces que son registros-grabaciones. Hay personajes a desentrañar que contienen a los otros. Hay hablantes en el presente-del pasado y otros del deseo.
PRENSA y CRÍTICA:
Tus deseos en Fragmentos
por Eduardo Miranda. www.unavuelta.com 28-05-2003
Cuando, en términos de dramaturgia, se analiza un texto que podríamos llamar clásico, podemos ver que en él, aparte de contener la historia en términos de trama, se desarrollan aspectos relacionados con la época en que fue escrito. De esta manera, mediante la dramaturgia se pueden analizar aspectos y costumbres de la sociedad a lo largo del desarrollo de las diferentes civilizaciones.
En estos tiempos, ¿cómo se pueden incluir en el arte dramático, los aspectos que social y tecnológicamente nos determinan como sociedad? Ramón Griffero lo hace de manera muy acertada en Tus Deseos En Fragmentos, ya que expone la modernidad incluyendo elementos llenos de originalidad y de códigos, a los que dada nuestra cercanía, podemos acceder fácilmente. De esta manera entonces, se acerca el arte al quehacer humano actual no sólo ilustrándolo, sino también identificándolo.
Pero en este quehacer no todo es forma. El contenido, que es la clave fundamental y móvil de nuestras acciones, se une al modo, para lograr la completa representación de los intereses del hombre. Y, en este sentido, el montaje logra reflejar claramente hacia dónde están dirigidas las voluntades humanas de la actualidad, mediante la historia de una serie de personajes con una marcada soledad, que se cruzan para encontrar un producto desechable o una relación efímera.
La exposición de diferentes situaciones, en su mayoría relacionadas a la actualidad, y que se suceden de manera hilada y coherente, van introduciendo al espectador en una historia de requerimientos en términos sociales, sexuales y afectivos. Y esta temática, que se presenta de manera muy dinámica y atractiva, logra la plena identificación del público sin agobiarlo con exageradas y moralistas tomas de conciencia. Más bien, lo aborda desde su reflejo propio y personal.
Las actuaciones están en un buen nivel, demostrando tanto el talento y la calidad, como el buen trabajo de dirección. En este sentido, los papeles jugados por Paulina Urrutia y Juan Pablo Ogalde, destacan, mediante su fluidez y credibilidad, a la labor del resto de los actores. Incluso logran cargar la balanza, haciendo pasar por alto la interpretación de un débil Álvaro Morales.
La puesta en escena es atractiva y llena de simbolismos, con espacios limpios y elementos novedosos que se mantienen acordes con el buen trabajo representativo. La adecuada conjugación de ambos aspectos permite que este montaje se transforme en una muestra cargada de atrevimiento, donde la originalidad está unida -como pocas veces- a una gran cuota de calidad.
«Tus deseos en fragmentos»: cuán poco original se es en el amor
Radio Beethoven 30/05/2003 www.beethovenfm.cl
Mucho menos original que antes de entrar a la sala de Matucana 100, se siente uno después de haber visto «Tus deseos en fragmentos». El montaje tejido con retazos de conversaciones entre muy distintos amantes resulta todo un almanaque de los lugares comunes y también de las frases y situaciones más estrambóticas que construyen el amor.
«Tus deseos en fragmentos», obra, escrita por Ramón Griffero y puesta en escena por Álvaro Morales, Paulina Urrutia, Aline Kuppenheim, Juan Pablo Ogalde y Sebastián Layseca, explora una gran cantidad de momentos que viven las relaciones de pareja. No se trata, eso sí, de una radiografía al nacimiento, gloria y ocaso del amor entre dos personas. «Tus deseos en fragmentos» es estar -por primera vez como espectadores y no como protagonistas- en varios momentos íntimos de la construcción del romance. Precisamente aquellos que nos marcan a hierro, que duelen y que se intentan olvidar cuanto antes.
Una de las cosas que más seduce -y que más se agradece- es la breve participación que tienen en el montaje los monólogos reflexivos, esos que esconden un tono medio filosófico, medio de autoayuda. Y no es sólo por el lenguaje de los típicos consejos de las revistas sabatinas (que en la obra enumera Álvaro Morales, bien en todo lo demás). Si se agradece el corto tiro que se le da la reflexión meditabunda y emocionada es porque su ausencia resulta brillante a lo largo de la obra.
Impacta ser testigos de tanta conversación privada, de los sentimientos desnudos, de los delirios y las verdades reveladas entre el sexo y el cariño. Y el principal motivo por el que impresionan radica en que son mostrados sin que los opaque algún cristal, en sus enunciados instintivos, emulando de manera verosímil el lenguaje de la pasión. El miedo al rechazo y al abandono, la vergüenza propia y la ajena, el cinismo y la candidez, la honestidad y la mentira, todos se manifiestan en los personajes, haciéndolos tiernos y queribles, además de deseosos.
El ambiente más adecuado
Estamos frente a un escenario frío y estructurado en ejes perpendiculares. Ventanas, puertas y asientos obedecen a líneas verticales y horizontales que se cruzan violentamente. Atravesadas unas con otras, generan varios espacios habitables por los actores, quienes se ubican en distintas profundidades del proscenio, adueñándose de un lugar específico y de otro, como quien coloniza un entorno hostil.
Así, cada situación de las retratadas tiene su espacio físico propio, el que florece en virtud de la acción representada. Menciones merecen una vitrina en el fondo, que se transforma en departamento sobre todo para los encuentros homosexuales más explícitos, cegando al resto del escenario; y una puerta escondida que cobija a un par de amantes que sufren el doble agotamiento de un viaje en malas condiciones y de una decadente relación.
Los recursos -asientos, muros, puertas y subdivisiones espaciales- son muy bien aprovechados en «Tus deseos en fragmentos». Sorpresa genera el despliegue de la estructura que a primera vista amenaza con ser en extremo simple y efectista, con luces de neón y agudos ángulos. Esa misma iluminación, y el uso preferente del metal, le confieren al ambiente una frialdad adecuada como entorno para la desnudez de los deseos de la veintena de personajes que los seis jóvenes actores encarnan.
Lo mismo el vestuario, que denota un cierto sentido de portarse: esconderse, pretenderse otro, subirse de pelo, bajarse la edad, ser una niña eterna o un macho recio. Pero, ¡ojo!, que aquí no hay disfraces ni tampoco más de una tenida por intérprete. Los actores llevan la ropa y las prendas los llevan a ellos, alternadamente. La falda de jeans y las zapatillas de la Urrutia dicen mucho de sus personajes; lo mismo la sencillez extrema de la Kuppenheim. Así es como la diferencia entre los igualmente ajustados pantalones de Ogalde y Layseca, no es menor. De ondero, seguro y admirable en la calle, a acomplejado y enclenque: ése es el espectro de las personalidades que ambos encarnan y que se encuentran.
Un retrato de la cultura emocional criolla
Probablemente «Tus deseos en fragmentos» deba ser considerada una de esas obras que son más de palabra que de acción. Porque hechos propiamente tal, hay pocos. Más abundan las conversaciones y más se quedan en la mente las frases, tanto las célebres como las perfectamente olvidables.
Una cosa que la seguidilla de encuentros y desencuentros, verdades y mentiras, sufrimiento y gozo, deja en claro es que los chilenos tenemos una cultura de pareja propia. ¿Inmadura, superficial, cínica? Seguramente. Sin embargo, una idiosincrasia al fin y al cabo.
No se entiende de otra manera que podamos reír tanto con las declaraciones clasistas, racistas y menospreciativas que hace, por ejemplo, uno de los personajes de Layseca (un actor con madera). Frases como Pa’ qué me invitai? Pa’ que vaya en auto y termine recorriendo Santiago con todos tus amigos y vayamos a buscar una minas a La Florida, o No es que tenga nada con las secretarias, pero ya estoy aburrido de ir a carretes donde hay puras secretarias, provocan el júbilo del público y con justa razón.
¿Quién no ha oído hablar así a alguien? Si se quiere, en un ascensor o a la hora de almuerzo. Todos sabemos que así se mencionan las cosas de la conquista, pero parece ser que en este país cuesta que los hombres se reconozcan como chuleros, o que asuman que la mayoría sólo se ha declarado después de media botella de pisco. Eso, al menos en la generación que «Tus deseos en fragmentos» muestra: de los 25 a los 40 años de edad, con toda certeza.
Pero el montaje de Griffero no está empeñado en criticar al macho chilensis. También hay rasgos femeninos típicos, de esos que si una no se arrepiente al menos le da una genuina vergüenza ajena. Aline Kuppenheim (sorprendente como una dulce y triste mujer promedio) representa, por ejemplo, a una chica que tiene pánico de quedarse sola. Que se imagina con espanto que la pueden patear y que haría lo que fuese por retener al sujeto de turno. Que me tome la espalda en el Metro es una de las grandes aspiraciones para con un pololo. Patético, se pensará, pero nadie que tenga conciencia e inseguridad a medidas iguales podrá negar esa humilde y tan significativa pretensión, sueño de amor. Contarle a mis amigas que es seco en la cama, que me acompañe a las fiestas, continúa. Talvez sea superficial, pero el retrato da para pensar.
Su contraparte son los chiquillos de Ogalde (muy consistente). Inseguros, temerosos, intercambian sexo por compañía. Adolescentes emocionales, frente a la seducción, por ejemplo, de uno de los personajes de Layseca, rudo y macho, o al cruel y seductor de Morales. Un nunca saber qué se espera, qué quieren, si están en la misma. Lo mismo que la frialdad e indiferencia de la que muchos hacen gala al acabar un romance, cultura nuestra.
Magistrales son dos secuencias. Paulina Urrutia (sólida, como siempre), como una chica que busca el amor de su vida en una discoteca. Me mira, ay, me va a sacar a bailar, piensa. ¿Y qué haces tú?, le preguntan. Habla bien… Parece que quiere atinar conmigo, sigue pensando. Seguidos de este triste trámite en que el amor se consuma en un favor sexual, frío, impersonal y el tipo se demuestra un pelmazo. La otra, es la pareja que viaja miserablemente por Europa, que duerme románticamente en las escalinatas de una Iglesia y se sienten las personas que más han amado en el mundo, ingenuos e incapaces de asumir que la relación tiene fecha de vencimiento ya pasada.
Por eso es que se agradece la poca reflexión en escena: ahí está la fuerza de lo que genera en la audiencia. Ese verse a uno mismo, ese reconocerse culturalmente, ese sentirse menos original y más humano. Identificar los fragmentos de nuestros deseos.
Por Romina de la Sotta
«Tus deseos en fragmentos»
El Mercurio, 22 de Mayo de 2003
Ramón Griffero dirige un montaje conceptual sobre la mente humana como un museo de emociones.
Andrea Jeftanovic
Asistir a una obra de Ramón Griffero no es ver un montaje cualquiera. De algún modo es estar recorriendo los hitos de la dramaturgia contemporánea, la historia nacional y la arqueología humana. Griffero con su compañía Fin de Siglo vienen desde la época de El Trolley, en los años ochenta, investigando nuevas propuestas y lenguajes en un modelo de teatro autónomo, con obras como «Río abajo», «Éxtasis», «La morgue», «Cinema utopía». Estos hitos teatrales pueden ser más o menos accesibles para el público, más o menos logrados, pero siempre son un hallazgo. Aquí, el director trabaja con la mente humana como un museo de emociones.
La mente como un conjunto de habitaciones, con salas de exposición, con cuartos ocultos, con puertas que cuesta atravesar. Sobre tal supuesto los cinco actores (Álvaro Morales, Paulina Urrutia, Aline Kuppenheim, Juan Pablo Ogalde y Sebastián Layseca) nos guían con sutileza por este laberinto para recorrer cada salón, escenificado con una instalación específica, que representa una emoción y una sensación distinta: el miedo, el deseo, la fantasía, la fobia, la soledad, el abandono. No son personajes sino más bien hablantes que dan voz a experiencias que quedaron en algún lugar de la memoria, y que se conectan sólo por la linealidad del tiempo en que se desarrolla la obra. Pese a lo abstracto del material, es posible identificarse con la ansiedad antes de la cita con un amante desconocido, la contradicción de los encuentros y desencuentros amorosos, el miedo a amar, la urgencia de concretar fantasías sexuales.
Las puestas en escena de Griffero destacan por cierta poética espacial que logra trabajando en conjunto con artistas plásticos. Esta vez, la joven artista Javiera Torres es quien genera una interesante propuesta, combinando escenografías móviles, múltiples instalaciones que se arman y desvanecen, produciendo una sensación de laberinto mental donde ideas, sueños y deseos se plasman en imágenes.
«Estoy sumergido en mi propio museo. Hoy tienen suerte, la exposición está abierta». Así comienza esta obra, así los espectadores inician un camino errático y atomizado por el territorio oscuro de la psiquis humana. «Tus deseos…» es un teatro conceptual que busca traducir en palabras el inconsciente sabiendo que es imposible, que queda a medias pese a los textos y a la narrativa visual. Es un trabajo espeso, lento, donde predomina el verbo por sobre la acción dramática. Tal vez hace falta más teatralidad, más espectáculo, pero, como siempre, Griffero nos sorprende y seduce con este montaje de principios y fines de siglo.