Ramón Griffero: “Hoy en día, el ser santo es querer ser una estrella pop o un súper héroe”

por Cristóbal Góngora

Andrés (Sebastián Layseca) tras ver una película sobre el imperio romano que muestra el martirio de un santo cristiano, decide encontrar su propio camino de santidad. Malentendiendo las señales divinas sobre el amor al prójimo, seduce a la empleada de su casa y luego se autoflagela para dominar el deseo sexual. En el trascurso del relato el personaje se mezclará con asaltantes y se verá involucrado en el crimen de un homosexual, además de prostituirse. Entrará al ejército para vivir la experiencia de ser un soldado romano, perseguir a los cristianos y terminar siendo redimido por Dios.

La trama reúne temas como la religión y la sexualidad en el que el protagonista, obsesionado por encontrar el sentido a su vida, se aferra a la divinidad, al sacrificio y al dolor. Lo interesante es que Griffero lo muestra desde una perspectiva muy humana y con ciertos rasgos de ironía, donde el personaje busca incansablemente trascender a partir de los códigos religiosos cristianos, pero enfrentándose constantemente a su humanidad.


¿Por qué reestrenas esta obra después de 12 años?

Porque la obra se estrenó en otro país y ahora se re-sitúa desde otro lugar, pero también porque en Chile se empieza a construir lo que se llama un repertorio… es decir, las obras se reestrenan y reestrenan, para transformarse en parte del teatro. El teatro tiene lo efímero y lo trascendente. En lo efímero es que sucede una vez y desaparece; y lo trascendente es que tú puedes volver a ver una obra de 1920 en Chile, la puedes volver a montar y se empieza a transformar, en parte, del repertorio del teatro contemporáneo chileno.

¿Hubo alguna modificación con respecto a la obra original?

Bueno, lo que hay es una modificación en el concepto visual y escénico, pero el texto es el mismo. Obviamente es interpretado con otra emoción y desde otro lugar, porque un actor que habla hoy día no tiene la misma emoción de hace trece años, va cambiando la corporalidad, la poética del cuerpo. Hay un cuerpo de un actor más torturado, sodomizado, atormentado, entonces, van cambiando las gestualidades también. Es decir, la gente no dice “Te quiero” de la misma manera a medida que van pasando los años, aunque el texto diga “Te quiero” … o sea, la Greta Garbo lo decía de otra manera (risas).

Pero, ¿Hay un interés particular de mostrar esta obra ahora?

Cuando monté la obra el año 93 tuvo bastante censura. Se consideraba que yo tenía una mente perversa, sin embargo hoy día vemos que efectivamente los sacerdotes que andan seduciendo a los niños son parte de la realidad. No son alucinaciones, sino reflejo de lo que existe a través del arte. Hoy en día estamos, en Chile por lo menos, más preparados para reconocerlos como algo de nuestra especie que como un invento de alguien que nos quiere concientizar con algo falso.

¿Y cómo crees que va a ser la reacción del público al ver esta obra?

Hay un tema que sigue siendo eterno que es la búsqueda de darle un sentido a la vida, y que este personaje (Andrés) quiere hacerlo siendo santo, y hoy en día el ser santo es querer ser una estrella Pop, o un súper héroe. Los norteamericanos como son protestantes tienen que inventar a Súper Man, a Batman, al Hombre Araña… Tú puedes aspirar a ser santo porque también puede levitar, volar y trasladarse como los héroes protestantes, entonces esta necesidad de ser héroe, de tener una aureola, de buscar una espiritualidad no es algo de una época, es constante y yo creo que incluso hoy día, viendo más macro el planeta, viendo todo el mundo islámico, todos aquellos que quieren ser santos y mártires haciéndose explotar te re-sitúa el tema también desde otro lugar, cómo las utopías religiosas empiezan a tener unos poderes individuales casi tan fuertes como antes con las utopías políticas. Entonces no es un tema que se agota en un momento, sino que se replantea mucho más ahora porque efectivamente Chile está mucho más material, en el sentido en que es un país más consumista, y preguntarse dónde me sitúo Yo, espiritualmente, está cada vez más difuso.


Griffero de 51 años ha presentado obras como Cinema Utopia y Tus Deseos en Fragmentos, entre tantas otras, destacándose por su trayectoria tanto a nivel nacional como internacional.

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