1985 – MANIFIESTO COMO EN LOS VIEJOS TIEMPOS – PARA UN TEATRO AUTONOMO

Porque nos vimos abandonados en un galpón, dominados tan sólo por un ropero GIGANTE, barroco perverso y soberbio, implantado en medio de nuestros muebles ya destruidos, que fue «Historias de un Galpón Abandonado».
O tal vez parte de un viejo cine ya demolido, antiguo hito de nuestras calles… habiendo sido sus últimos espectadores de una película que vendría pero que no lograríamos entender, que fue, «Cinema- Utoppia».

Y porque moriré solo como una ballena varada en alguna playa desierta, rodeado de curiosos que temerán acercarse, y yo varado, esperando que una ola gigante venga a envolverme llevándome al fondo del océano, pero siempre con la bruta esperanza que en el último minuto alguien llegue y golpee las puertas, siempre con la bruta esperanza, que fue, «Recuerdos del Hombre con su Tortuga».

Y para que seguir… Ya que siempre fue así; una imagen para una historia, y la multiplicación y la subdivisión de esa imagen para un cuadrilátero.
Pero aunque el rectángulo escénico, nos fue legado como el rectángulo de una ventana o de una puerta, incuestionables como el rectángulo de una pantalla de televisión… que comenzó a molestar.

El tener que escribir para él, entrando por la izquierda saliendo por la derecha, apareciendo por el centro o por el medio de la sala… que decidí olvidarlos y dramaturgizar para escenas sin paredes, sin bordes, ni fondo, sin rectángulos precisos (Aunque el fantasma siempre presente). Si no tan sólo para un lugar, para su limite (una morgue, un urinario, una sala de cine y su pantalla). Buscando los espacios ocultos de ese lugar, como cuando niños jugando en un edificio encontramos las bodegas o las salas de incineración o detrás de las cortinas de una modesta sala de estar aparece luego un comedor de mantel plástico y más allá una ventana que da a un callejón por donde pasa un ciclista y un camión que se detiene y abre sus compuertas donde vendrá tal vez un refrigerador y al interior de éste una caja y al abrirla…

Así la escena también debe esconder los espacios físicos ¿Y dónde están los escenógrafos…?

Y esta multiplicidad de dimensiones físicas existe más aún en la situación del personaje escénico, y por qué no es literario sino escénico que su mente tiene que reflejarse ahí. «Porque mientras a ella la tenían arrodillada frente al río con una pistola en el cuello, más allá tomaban un pisco sour y a la vuelta dos hombres se besaban y se sentían los aplausos del último desfile de moda».

Y el teatro con su magia, sus ritos, sus convenciones infantiles, junta el abanico y lo abre en un solo espacio de una sola vez en un único tiempo. Para conmover, para ser un destello de lucidez en nuestra urbana limitada monotonía: dejando una brecha en el pensamiento que ya no podrán cerrar.
Pero la forma o el lenguaje oculto es indispensable; qué sacaron con escribir sobre obreros y revoluciones si lo hacían con la técnica del Realismo burgués «y si yo le canto al avión como Víctor Hugo, seré viejo como él». Vicente Huidobro.
Hay que cambiar los códigos y las imágenes de la forma teatral para no hablar como ellos hablan, para no ver como ellos ven, para no mostrar como ellos muestran.

Volver al abecedario, decodificar primero las vocales del lenguaje escénico, su espacio, su escenografía y principalmente su actuación.
No nos sirven los actores que ellos generan; para un nuevo teatro una nueva escuela. No nos sirven sus espacios de representación; sí su público.
Y la puesta en escena es el alfabeto. su plástica, su gráfica, el movimiento del actor en su espacio y en el espacio colectivo.

Y el montaje llamado cinematográfico, nacido en la escena, un continuo asociar de situaciones de situaciones pasadas y presentes, reales e ilusorias, negando constantemente la asociación, pero que va manteniendo la acción… el vivir…
Hay que dibujar en el espacio, una gráfica continua, cientos de cuadros, mil esculturas que van entregando el subtexto oculto ya aún perceptible. Porque fue cuando ella abrió sus brazos erigiéndose como alguna estatua griega -heroína estrella gravada en nuestros sueños, llenándonos de emociones prehistóricas y tan sólo dijo «por que a nosotros» que ya actor y espectador fueron uno…

Se les olvidó al teatro «nacional» que es la imagen la que habla, no el verbo. ¿Quién dialoga en un funeral? ¿Quién cuando llora larga un soliloquio o cuando ama un monólogo? .. Nuestro verbo es la imagen escénica.

La literatura del teatro no es más que palabras, frases mil veces repetidas. hace frío .. te quiero.. como está el mundo.. no señor..
Tal vez nunca ha habido teatro, tan solo literatura representada.
De nuestro teatro sólo puedo decir lo que no fue… obras de Huidobro, Heiremans, Díaz nunca escenificadas. En suma ¿donde están los Directores escénicos, los arquitectos de los textos?

Tenemos si hartos planes (excepción Jodorowski). No han hecho más que extensos parlamentos como lugar de mensaje, Living y dormitorios con paredes de tela y utilería kitsch (sin saberlo) como lugar de atmósfera.
Tal vez Hubo teatro pero no lo conocimos….

La generación desconexa destelló con «un nuevo teatro» surgida de las referencias heredadas de los años sesenta; Un teatro de pies descalzos, coligues y vestuarios mexicanos, buscando una raíz indígena, una quena, un bombo; Tan distante de nuestra inmediatez pero de un creído sinónimo de lo que era alternativo.

Con el coligue ya en su estertor aparecen los lenguajes autónomos, el teatro autónomo y en nuestra soledad autonómica se van plasmando las nuevas imágenes para las nuevas escenas.
Comenzamos a atrevernos: frente a los indescriptible y la violencia, la fuerza escénica. No más lamentos ni comedias.

Toda renovación del acto teatral conlleva una renovación social y cultural. Si este logra hacer vislumbrar en el espectador, lo que está en el límite de su pensamiento posible- impuesto… con la acción teatral conquistará otro milímetro de lo imposible, quitándole otro milímetro al poder.

Y por un instante dejamos nuestra eterna pasividad, complacencia, conciliatoria, concubina.
Y hay un nombre que es más que el de una sala, El Trolley, un grupo, el teatro Fin de Siglo. Lugar de conjunción de lo que está en el aire y un esfuerzo de muchos.

Autónomos porque no tenemos nada y nada nos dieron.
Autónomos porque auto-generamos y nos auto-conducimos.

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